La Constructora Santafe solicitó la apertura de un proceso de reorganización judicial para evitar su quiebra.

El grupo se fundó en el año 2005, de la mano de ex ejecutivos de otras empresas del sector inmobiliario y construcción. Se estima que su facturación ronda los US$100 millones al año y construyeron más de 30 edificios, tanto de viviendas como de oficinas.

La construcción es un rubro que ha tenido graves problemas de liquidez por la pandemia, porque retrasó muchos proyectos por las cuarentenas, y tuvieron que afrontar el alza de costos de los materiales.

Según los documentos entregados a la justicia, la empresa debió lidiar con aumentos de costos del orden del 50% en el valor de los insumos requeridos para la actividad, así como la escasez de la cadena de suministro de materiales.

Si bien la solicitud de reorganización incluye a la constructora, que se llama Constructora e Inmobiliaria Santafe, no hace referencia a la Inmobiliaria Santafe, que no es parte de este proceso: tiene otro RUT y socios adicionales.

En la presentación a la justicia se detalla que “es necesario iniciar un procedimiento de reorganización judicial, con el objeto de reestructurar sus pasivos, aunando las voluntades de sus acreedores para tal efecto, resolviendo estructuralmente su situación financiera, y así viabilizar el desarrollo de sus operaciones y sus planes de negocios a futuro”.