Energy Fitness Club, una de las principales cadenas de gimnasios de Chile, solicitó el inicio de un proceso de reorganización financiera por pasivos que superan los $10.383 millones. Sus principales acreedores son los bancos Scotiabank e Itaú, además de la Inmobiliaria Catedral Limitada.
Actualmente la cadena opera 23 sedes propias y 10 franquicias, generando 543 empleos bajo relación laboral directa y 609 a honorarios.
¿Qué ocurrió?
En 2019, y ante unas favorables perspectivas, la administración de la empresa presentó un plan de expansión a diversas instituciones financieras, lo que llevó a Energy a contraer una deuda cercana a $12 mil millones.
Este financiamiento, junto con los aportes de capital, buscaba abrir 10 nuevas sedes para el año 2027, pero la estrategia de expansión se vio truncada en octubre de 2019 con el llamado “estallido social” y posteriormente con la pandemia. La firma en su presentación a la justicia destacó que «solo a partir de enero de 2022 recién fue posible la operación normal que permitió recibir a los clientes de Energy».
Para enfrentar esta crítica situación, Energy se apoyó en los planes gubernamentales de financiamiento por medio de créditos con garantía estatal además de la realización de una reestructuración de sus préstamos con sus acreedores, la renegociación de rentas y acuerdos de pago con los arrendatarios y un aumento de capital de US$ 5 millones de
los socios.
Nuevos golpes
Si bien el año 2022 la empresa proyectaba «un año de transición cuyo objetivo era consolidar una estructura financiera sana», los resultados fueron peores a lo esperado debido a una alta inflación. Posteriormente, en enero de 2023 la incorporación del impuesto al valor agregado (IVA) a los servicios significó que “los ingresos recurrentes de los miembros bajo la modalidad de pago automático disminuyeran desde los $1.000
millones mensuales antes de pandemia a los $450 millones mensuales en la
actualidad».
En enero de 2023, y luego de varios meses de negociaciones, la administración acordó con sus acreedores financieros una nueva fórmula de pago según la cual se congelan seis cuotas de los créditos originalmente contratados y se establece un bullet con vencimiento en diciembre de 2024.
La firma señaló que, en retrospectiva, “lo idóneo hubiese sido buscar una solución de largo plazo respecto a totalidad de la deuda, puesto que en base a la reestructuración de 2021 se programó un vencimiento de más de $ 3.300 millones a diciembre de 2024, lo cual según los flujos proyectados esa fecha sería extremadamente oneroso para la caja de la compañía».
La administración de la cadena detalló que a partir de enero de 2024 ha llevado adelante un plan de reducción de gastos operacionales, que estima generará ahorros superiores a los $2.250 millones en 2024. Lo que si bien genera una reducción importante a nivel de flujos, debe ir acompañada de una carga financiera balanceada para al largo plazo, razón por la cual desde marzo de 2024 se comenzó a negociar con los bancos una nueva estructura, llegando a diciembre de 2024 sin una respuesta favorable.
«La compañía insta a generar buenas negociaciones con sus principales acreedores financieros, con el fin último de materializar una nueva estructura de servicio de deuda con todos sus acreedores, que permita a Energy adecuar los vencimientos de sus obligaciones a la capacidad actual de generación de flujos operacionales», dijo.
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